viernes, 26 de diciembre de 2014

Ofelia & Melancolía.

Estoy en una de las paradas más conocidas del metro de Londres, en ese Underground que todos, o casi todos, conocemos por ser el primer metro de la historia, el primer transporte bajo tierra. Veo muchas personas, mucho movimiento, metros varios y publicidad. En cada uno de los andenes te encuentras con la publicidad, y museos, productoras de películas, y más, aprovechan para publicitarse en esos medios.

En una ocasión, vi una obra pictórica que me llamó la atención: Ophelia (1851 - 1852), pintada por John Everett Millais. Cuadro horizontal, en el que aparece una mujer con un vestido largo con el cuerpo cubierto de agua, puesto que está en un río, o lago, menos las manos y el rostro. Me llamó la atención el rostro de la mujer y su posición. Cómo la mujer flotaba y la emoción que transmitía: melancolía, tristeza. Se muestra su “frágil naturaleza y el fracaso de su relación amorosa”, dice Remedios Perni.

Para poder conocer un poco mejor la obra, Ofelia recibe ese nombre puesto que la mujer que aparece se llama así, siendo este uno de los personajes que aparecen en Hamlet, de William Shakespeare. Y la mujer que vemos en el cuadro es una mujer que está sumida en una depresión, que no come, no se expresa y al parecer no tiene interés alguno en nada. Una novia que está muerta por dentro, y esto es lo que en el año 2011 se plasma en la obra Melancolía, cuyo director es Lars von Trier.

La posición de los ojos de los dos creadores a la hora de realizar ese plano se ha tomado de manera distinta, pero con ver a una mujer vestida, flotando en el agua, con casi todo el cuerpo bajo en agua, menos la cara y con expresión seria, ya nos recuerda a Ofelia. Además de que se encuentra en la naturaleza, con hojas varias alrededor. Por lo tanto, con el hecho de observar objetos ya podemos hacer relación con otras cosas que conozcamos. La cinematografía siempre se ha dejado influenciar por artes como la pintura, y muchos directores rinden homenaje y aprenden de otros dejando una serie de huellas con el fin de recordarnos otras obras, como ocurre con la interesante obra Ofelia, aquella obra que me acuerdo desde que la vi, y que ha hecho que al ver el plano de la película Melancolía, me recordase rápidamente a la triste, pero gran Ofelia.


viernes, 5 de diciembre de 2014

'El Laberinto del Fauno'.

Una de las películas que ha dirigido el conocido Guillermo del Toro ha sido El Laberinto del Fauno, obra cinematográfica estrenada en el año 2006 y que trata de una niña protagonista que se muda junto con su madre embarazada, al lugar donde se encuentra su padrastro, el capitán Vidal, en el año 1944, cinco años después de la finalización de la Guerra Civil en España. El capitán Vidal se encarga de hacer frente a las tropas republicanas, que a pesar de la victoria franquista, siguen luchando por una República en el país. La niña, Ofelia, es amante de la lectura y un día se encuentra con un bicho que hace que ella le persiga, convirtiéndose este insecto en un hada, y la dirige hacia un bosque, donde conoce a un fauno. Este fauno le dice a Ofelia que existe un mundo que tenía una princesa que en su momento se escapó, y que es ella esa princesa aunque esta no recuerde nada. Si quiere volver a esa princesa, volver a ese mundo, tendrá que superar tres pruebas y así demostrar que no es una mortal, como el resto de los humanos con los que vive.

Como bien demuestra la historia de la película, esta se desarrolla en dos universos, el real y el fantástico. Guillermo del Toro asegura que cada vez sus películas tienen más influencias pictóricas que cinematográficas y esta obra es una de ellas que lo demuestra. Aparece una gran multitud de detalles referentes de obras con multitud de años. Como por ejemplo, constantemente nos encontramos con Saturno, el Dios romano, y la melancolía, el sentimiento tan triste célebre de la Edad Media. No aparecen de manera directa, pero sí de forma indirecta como ocurre con el nombre de la protagonista, Ofelia, el cual procede de Hamlet, y los colores de sus vestidos, amarillo y verde característicos de las vestimentas isabelinas. Además de tener personajes como Ofelia, una niña creativa, aventurera y desobediente, nos encontramos con el temible Capitán Vidal, quien quiere tenerlo todo controlado, quien se deshumaniza a sí mismo, llegando a interpretar a una máquina. Todo esto por tener una cierta obsesión hacia los detalles.

Además de la relación intermedial con Hamlet, en El laberinto del fauno encontramos motivos y símbolos típicos de la representación gráfica de la melancolía comunes desde la Antigüedad, pasando por la Edad Media y el Renacimiento, hasta la obra de Francisco de Goya y el Simbolismo. También vemos a Saturno en todas sus variaciones, desde el dios soberano de la Edad de Oro hasta el dios cruel devorador de niños representado, entre otros, por Pedro Pablo Rubens y Goya”, dice Maribel Cedeño. De hecho, Guillermo del toro “señala como cita puntual Saturno devorando a sus hijos en la escena de El hombre pálido devorando a las hadas, metáfora del canibalismo y también de la angustia”, cita Carmen Herrero.

En cuanto a la melancolía podemos hablar de detalles como el dinero, el puño, la cabeza apoyada, el libro y las llaves. Para representar a la melancolía junto con Saturno y la geometría, se emplean los elementos como la lechuza, el libro, el reloj de arena, la balanza, la serpiente, las uvas, el compás, entre otros. Pero nos serviremos de ejemplos en el siguiente párrafo para poder identificar algunos de estos elementos y poder comprender lo que estamos tratando.

Hay una secuencia en la que aparece Ofelia con unas llaves en la mano y una bolsita pequeña. La referencia es el grabado en cobre de Durero, en el que sale un ángel con un cinturón en el que cuelgan unas llaves y una bolsa. Para el autor, las llaves indican poder y la bolsa riqueza, y esto también forma parte de Saturno por ser considerado “no sólo protector del tesoro e inventor del dinero acuñado, sino también soberano de la Edad de Oro o Saturnia” en la Antigüedad, dice Maribel Cedeño. La melancolía aparece en casos como en la bolsa, lo que hay en el interior de esta, tres piedras de ámbar, las cuales tienen propiedades mágicas y curativas.

Una de las secuencias más importantes del largometraje es cuando Ofelia se encuentra realizando una prueba. La protagonista está en una sala donde hay una mesa llena de comida y un monstruo pálido, sin ojos y con las dos manos apoyadas en la mesa. El fauno le advierte que si la niña se deja caer por la comida e ingiere algún alimento, el monstruo se despertará y será muy difícil de sobrevivir y de superar la prueba. Sin embargo, hay elementos como las uvas que están sobre la mesa y que captan la atención de Ofelia, quien se decanta por coger una de ellas y comérsela. Directamente, recordamos a Perséfone, quien por desobedecer y por caer en la tentación tuvo que quedarse en el inframundo. También aparece la serpiente en esta secuencia, lo que remata el pecado, el cual aparece en la conocida Biblia. Tras comerse una uva, el hombre pálido se despierta y empieza a levantar las manos, donde bajo estas se encuentran los ojos que se coloca sobre los labios, y yendo hacia Ofelia se come dos de las tres hadas que ayudan a la protagonista a cumplir sus misiones. Es aquí donde hacemos referencia a la obra pictórica de Goya tan conocida la cual recibe el nombre de Saturno devorando a sus hijos, como se ha citado anteriormente de manera breve.


Es así cómo podemos percibir una gran cantidad de elementos iconográficos que nos transmiten un significado, siempre y cuando se tengan conocimientos de estos, de sus referentes. Estos elementos pueden aparecer en cualquier obra, ya bien cinematográfica, como pictórica, como musical, etcétera. A la hora de realizar algo, se suele tener referencias de otros con el fin de generar algo con un mayor significado o bien rindiendo homenaje a obras que admira el director, como ocurre con Guillermo del Toro, quien asegura tener de referencia obras pictóricas antes que las cinematográficas, quien aprende de Goya y de incluso historias y/o leyendas, incluso de la Antigüedad.

Enya.