viernes, 26 de diciembre de 2014

Ofelia & Melancolía.

Estoy en una de las paradas más conocidas del metro de Londres, en ese Underground que todos, o casi todos, conocemos por ser el primer metro de la historia, el primer transporte bajo tierra. Veo muchas personas, mucho movimiento, metros varios y publicidad. En cada uno de los andenes te encuentras con la publicidad, y museos, productoras de películas, y más, aprovechan para publicitarse en esos medios.

En una ocasión, vi una obra pictórica que me llamó la atención: Ophelia (1851 - 1852), pintada por John Everett Millais. Cuadro horizontal, en el que aparece una mujer con un vestido largo con el cuerpo cubierto de agua, puesto que está en un río, o lago, menos las manos y el rostro. Me llamó la atención el rostro de la mujer y su posición. Cómo la mujer flotaba y la emoción que transmitía: melancolía, tristeza. Se muestra su “frágil naturaleza y el fracaso de su relación amorosa”, dice Remedios Perni.

Para poder conocer un poco mejor la obra, Ofelia recibe ese nombre puesto que la mujer que aparece se llama así, siendo este uno de los personajes que aparecen en Hamlet, de William Shakespeare. Y la mujer que vemos en el cuadro es una mujer que está sumida en una depresión, que no come, no se expresa y al parecer no tiene interés alguno en nada. Una novia que está muerta por dentro, y esto es lo que en el año 2011 se plasma en la obra Melancolía, cuyo director es Lars von Trier.

La posición de los ojos de los dos creadores a la hora de realizar ese plano se ha tomado de manera distinta, pero con ver a una mujer vestida, flotando en el agua, con casi todo el cuerpo bajo en agua, menos la cara y con expresión seria, ya nos recuerda a Ofelia. Además de que se encuentra en la naturaleza, con hojas varias alrededor. Por lo tanto, con el hecho de observar objetos ya podemos hacer relación con otras cosas que conozcamos. La cinematografía siempre se ha dejado influenciar por artes como la pintura, y muchos directores rinden homenaje y aprenden de otros dejando una serie de huellas con el fin de recordarnos otras obras, como ocurre con la interesante obra Ofelia, aquella obra que me acuerdo desde que la vi, y que ha hecho que al ver el plano de la película Melancolía, me recordase rápidamente a la triste, pero gran Ofelia.


viernes, 5 de diciembre de 2014

'El Laberinto del Fauno'.

Una de las películas que ha dirigido el conocido Guillermo del Toro ha sido El Laberinto del Fauno, obra cinematográfica estrenada en el año 2006 y que trata de una niña protagonista que se muda junto con su madre embarazada, al lugar donde se encuentra su padrastro, el capitán Vidal, en el año 1944, cinco años después de la finalización de la Guerra Civil en España. El capitán Vidal se encarga de hacer frente a las tropas republicanas, que a pesar de la victoria franquista, siguen luchando por una República en el país. La niña, Ofelia, es amante de la lectura y un día se encuentra con un bicho que hace que ella le persiga, convirtiéndose este insecto en un hada, y la dirige hacia un bosque, donde conoce a un fauno. Este fauno le dice a Ofelia que existe un mundo que tenía una princesa que en su momento se escapó, y que es ella esa princesa aunque esta no recuerde nada. Si quiere volver a esa princesa, volver a ese mundo, tendrá que superar tres pruebas y así demostrar que no es una mortal, como el resto de los humanos con los que vive.

Como bien demuestra la historia de la película, esta se desarrolla en dos universos, el real y el fantástico. Guillermo del Toro asegura que cada vez sus películas tienen más influencias pictóricas que cinematográficas y esta obra es una de ellas que lo demuestra. Aparece una gran multitud de detalles referentes de obras con multitud de años. Como por ejemplo, constantemente nos encontramos con Saturno, el Dios romano, y la melancolía, el sentimiento tan triste célebre de la Edad Media. No aparecen de manera directa, pero sí de forma indirecta como ocurre con el nombre de la protagonista, Ofelia, el cual procede de Hamlet, y los colores de sus vestidos, amarillo y verde característicos de las vestimentas isabelinas. Además de tener personajes como Ofelia, una niña creativa, aventurera y desobediente, nos encontramos con el temible Capitán Vidal, quien quiere tenerlo todo controlado, quien se deshumaniza a sí mismo, llegando a interpretar a una máquina. Todo esto por tener una cierta obsesión hacia los detalles.

Además de la relación intermedial con Hamlet, en El laberinto del fauno encontramos motivos y símbolos típicos de la representación gráfica de la melancolía comunes desde la Antigüedad, pasando por la Edad Media y el Renacimiento, hasta la obra de Francisco de Goya y el Simbolismo. También vemos a Saturno en todas sus variaciones, desde el dios soberano de la Edad de Oro hasta el dios cruel devorador de niños representado, entre otros, por Pedro Pablo Rubens y Goya”, dice Maribel Cedeño. De hecho, Guillermo del toro “señala como cita puntual Saturno devorando a sus hijos en la escena de El hombre pálido devorando a las hadas, metáfora del canibalismo y también de la angustia”, cita Carmen Herrero.

En cuanto a la melancolía podemos hablar de detalles como el dinero, el puño, la cabeza apoyada, el libro y las llaves. Para representar a la melancolía junto con Saturno y la geometría, se emplean los elementos como la lechuza, el libro, el reloj de arena, la balanza, la serpiente, las uvas, el compás, entre otros. Pero nos serviremos de ejemplos en el siguiente párrafo para poder identificar algunos de estos elementos y poder comprender lo que estamos tratando.

Hay una secuencia en la que aparece Ofelia con unas llaves en la mano y una bolsita pequeña. La referencia es el grabado en cobre de Durero, en el que sale un ángel con un cinturón en el que cuelgan unas llaves y una bolsa. Para el autor, las llaves indican poder y la bolsa riqueza, y esto también forma parte de Saturno por ser considerado “no sólo protector del tesoro e inventor del dinero acuñado, sino también soberano de la Edad de Oro o Saturnia” en la Antigüedad, dice Maribel Cedeño. La melancolía aparece en casos como en la bolsa, lo que hay en el interior de esta, tres piedras de ámbar, las cuales tienen propiedades mágicas y curativas.

Una de las secuencias más importantes del largometraje es cuando Ofelia se encuentra realizando una prueba. La protagonista está en una sala donde hay una mesa llena de comida y un monstruo pálido, sin ojos y con las dos manos apoyadas en la mesa. El fauno le advierte que si la niña se deja caer por la comida e ingiere algún alimento, el monstruo se despertará y será muy difícil de sobrevivir y de superar la prueba. Sin embargo, hay elementos como las uvas que están sobre la mesa y que captan la atención de Ofelia, quien se decanta por coger una de ellas y comérsela. Directamente, recordamos a Perséfone, quien por desobedecer y por caer en la tentación tuvo que quedarse en el inframundo. También aparece la serpiente en esta secuencia, lo que remata el pecado, el cual aparece en la conocida Biblia. Tras comerse una uva, el hombre pálido se despierta y empieza a levantar las manos, donde bajo estas se encuentran los ojos que se coloca sobre los labios, y yendo hacia Ofelia se come dos de las tres hadas que ayudan a la protagonista a cumplir sus misiones. Es aquí donde hacemos referencia a la obra pictórica de Goya tan conocida la cual recibe el nombre de Saturno devorando a sus hijos, como se ha citado anteriormente de manera breve.


Es así cómo podemos percibir una gran cantidad de elementos iconográficos que nos transmiten un significado, siempre y cuando se tengan conocimientos de estos, de sus referentes. Estos elementos pueden aparecer en cualquier obra, ya bien cinematográfica, como pictórica, como musical, etcétera. A la hora de realizar algo, se suele tener referencias de otros con el fin de generar algo con un mayor significado o bien rindiendo homenaje a obras que admira el director, como ocurre con Guillermo del Toro, quien asegura tener de referencia obras pictóricas antes que las cinematográficas, quien aprende de Goya y de incluso historias y/o leyendas, incluso de la Antigüedad.

Enya.


viernes, 14 de noviembre de 2014

Iluminando el espacio.

Ayer me apetecía ver la nueva exposición que tiene Las Cigarreras, el Centro de Cultura de Alicante, y fui. De paso, observé detenidamente el lugar, el espacio, el Centro.

Nada más entrar, por la puerta principal, vemos lo que tenemos frente a nosotros, un espacio pequeño donde están los conserjes. Es un espacio que se divide del resto por tener una pared con cierta altura que hace que se distinga y no permita pasar al público. Tras ese bajo muro, se encuentran varias personas que trabajan ahí. Ellos son quienes se encuentran de cara al público, dando la bienvenida al lugar.

Después, nos llama la atención lo que hay a nuestra izquierda. Hay una pared en la que detalla el nombre de la exposición, su autora y un breve texto que describe la colección. El lugar es espacioso, amplio y muy simple. Van der Rohe deja huella en este lugar con la frase tan conocida “menos es más”. Las Cigarreras es un lugar tan sencillo, y esto se debe por su función. Es un Centro de Cultura que organiza eventos o bien exposiciones con obras de arte, por ejemplo. Por lo tanto, no se pudo elegir mejor, optando por paredes lisas y blancas, y que entre cada una de estas tengan mucho espacio, con el fin de que el visitante acceda al lugar y se mueva con libertad, sin tener que realizar un recorrido exacto. Aunque observando un rato, por lo general, la gente empezaba por la derecha, recorriendo el lugar como un círculo hasta llegar a la entrada.

Una de las cosas que más importante tiene el lugar son los ventanales que permiten que la luz solar entre por ellos e iluminen el lugar. Hay una gran cantidad de ventanas pequeñas, pero lo suficientemente grandes como para que entre luz, además de estar elevadas, por este mismo fin. Así, la luz que entra en el espacio interior, se refleja en las paredes y estas mismas reflejan de nuevo esta luz a las otras que se encuentran bajo las ventanas. Recordemos que el blanco hace que la luz rebote con más fuerza, y así de manera recíproca entre todas las paredes del lugar. De este modo, conllevaría a un ahorro de energía, aunque también hay pequeñas luces a lo largo de este espacio, puesto que no en todo el espacio llega esta luz solar, y una mayor naturalidad de la escena. Así, cualquier exposición presentada por el lugar, tendrá un protagonismo importante, gracias a las paredes blancas que rebotan la luz y se encuentran tras las obras como fondo.

Posteriormente, hay unas escaleras en mitad del lugar, a la derecha, que nos lleva al primer piso, lugar donde hay más trabajadores: coordinación, comunicación, etcétera. Aquí, trabajadores de cargos superiores a los de los conserjes, unos sobre otros, de mayor a menor privilegio e importancia en la empresa.

Por lo tanto, hablamos de un espacio en el que puede haber movimiento, puesto que sino no sería un espacio, hablamos de un lugar que existe, se percibe y tiene su función, gracias a la luz, y hablamos de un lugar que fue adaptado, puesto que antes era una fábrica de tabacos, para su posterior función.







viernes, 31 de octubre de 2014

Different is Beautiful.

Las personas nacemos en un entorno y tiempo determinado, crecemos y aprendemos en otro o en el mismo entorno, pero ya otro tiempo determinado (aunque el entorno con el tiempo siempre cambia, por mucho que digamos que es el mismo entorno), etcétera. Las personas estamos en constante cambio, en constante aprendizaje, en constante recopilación de información a nuestro cerebro con todo lo que se nos muestre ante nosotros y uno de nuestros sentidos lo capten. Sin embargo, hay diversas culturas, incluso muy diferentes entre ellas, y todo esto se adquiere desde el momento en el que se nace, por lo citado anteriormente. Sin embargo, entre estas culturas, no todas pueden “llevarse bien” por completo. Quizás por partes, quizás algún detalle, pero no se comparten las mismas ideas, y esto provoca falta de sentido a la hora de hablar o de incluso hacer cosas juntos cuando son de distintos pensamientos.

Sin embargo, en 1895 nace un hombre, Mitjaíl Batjín, quien años después nos daría para hablar. Una de las cosas más importantes que ha citado ha sido el CRONOTOPO. Ese término procede del griego y traducido es “tiempo-espacio”. Es aquella palabra que la empleamos para hablar del resultado de la combinación de “hechos”, el cual dicho resultado ha dependido del espacio y tiempo en el que algo ha sucedido, o realizado, marcando un “todo inteligible y concreto”, tal y como cita el autor.

Para llegar a comprenderlo mejor, nos ayudaremos de una fotografía realizada por la artista Lanaya Flavelle. Una fotografía horizontal y panorámica, en blanco y negro y realizada en un estudio lo suficientemente grande como para que entrasen todas esas mujeres. La obra se titula Different is beautiful, y Lanaya nos quiere enseñar mediante una fotografía catorce mujeres distintas entre ellas. Blancas, negras, con y sin tatuajes, delgadas, gordas, gimnastas y no gimnastas, etcétera. Sin embargo, a pesar de ser muy diferentes entre ellas, tienen algo en común, y es la temática de la ropa, la lencería, y la pose gestual, seductora y sensual. Así, la autora asegura que, como bien se llama su obra, “lo diferente es bonito”.

Ahora bien, hay que saber que actualmente, el mundo de la moda influye mucho en la vida de la mayoría de las mujeres. También ocurre con los hombres, pero no es el caso. En la actualidad, abres una revista de moda o buscas algo acerca de la moda y todas las mujeres que aparecen son delgadas, y la mayoría blancas. Lo que más ha influido en nuestra sociedad es la delgadez, y eso ha hecho que muchas personas acaben con una gran obsesión y tengan problemas como sucede con la anorexia o con la bulimia, entre otros. Sin embargo, mujeres curvilíneas como Tara Lynn, una de las mujeres más conocidas del mundo, modelo de tallas grandes con gran admiración por parte de la sociedad, han querido reivindicarse e ir en contra de las supuestas “normas”, impuestas por los diseñadores y otros factores.

Con esto, quiero citar que la fotografía se tomó en un espacio y tiempo determinado, aunque ha influido muchísimo el cómo ha crecido la autora, los motivos por los cuales ha llegado a realizar esa fotografía, quien defiende, no sólo a las que sobrepasan la talla 42, sino a aquellas que son más valoradas en la actualidad, las delgadas. Lanaya quiere defender a cualquier tipo de mujer, las cuales tienen el derecho a ser bellas, como cualquier otra mujer, y si es diferente, como ocurre con los tatuajes, si cada mujer tiene su personalidad y es ella misma, más bellas son. Por lo tanto, este es el cronotopo de la autora. Sin embargo, hay personas que están en contra de este movimiento y estos tienen un cronotopo distinto al de Lanaya. Ahora bien, si esta fotografía se la enseñaríamos a alguien sumergido en una cultura en la que la mujer vestida así para los ojos de cualquiera sea un pecado, una cultura machista, nos encontraríamos ante otro cronotopo. Cada persona haría esta obra de un modo u otro, dependiendo de su cronotopo, de su espacio y tiempo en el que se lleva a cabo, y esto es aquello que le da sentido a las cosas. Al igual que para unas personas, la fotografía tiene sentido y la defiende, hay otras que le encuentran sentido pero no la quieren defender, o bien otras personas que no le encuentran sentido el tener varias mujeres distintas con lencería en un estudio. Es así el hecho por el que todo depende de cada una de nuestras culturas, de dónde nacemos, dónde nos criamos, aprendemos y evolucionamos, obteniendo una serie de ideas, transformándolas o no en otras, y haciendo cosas. Estas cosas tienen un cronotopo, y es el marco de sentido, aquello que le da sentido a las cosas. Un sentido que lo pueden tener unos, y no otros, o bien todos, o bien ninguno.

viernes, 17 de octubre de 2014

Mito.

En 1915, nació en Cherbourg, Roland Barthes, quien con el tiempo se convirtió en ensayista, crítico y semiólogo. Una de las obras más importantes que ha escrito en su profesión fue Mitologías, realizada entre los años 1954 y 1956, apareciendo el libro un año después. Esta obra consta de diversos capítulos, 53 exactamente, los cuales también reciben el nombre de “tableautins”, y que habían sido recopilados de Les Lettres Nouvelles, revista en la cual habían sido publicadas inicialmente. Así pues, esta obra fue publicada después de la presentación de otra de las obras relevantes que nos podemos encontrar en su repertorio como El grado cero de la escritura (1953) y Michelet par lui-même (1954). Para conocer más al respecto, Jorge Ruffinelli nos asegura que “las Mitologías de Roland Barthes aparecen en español casi un cuarto de siglo después de haber sido publicadas en francés”.

Roland Barthes tiene la necesidad de realizar estos escritos mostrando unas preocupaciones sociológicas, refiriéndose incluso y especialmente a la burguesía, citando frases como “a esa especie de monstruo que es la pequeña burguesía”. Por lo tanto, entendemos que se oponía a esta clase social. Mitologías está principalmente dividida por tres bloques, siendo estos y en este orden: moral social, mitos políticos y concepción burguesa de la literatura.

A lo largo de la obra nos podemos encontrar con capítulos, con mitos, los cuales reciben el nombre de Striptease, Cocina Ornamental, El Vino y la Leche, Marcianos, El Mundo del Catch, Crítica muda Ciega, Los Juguetes, entre otros. La Gran Familia de los Hombres es también otro de los capítulos que se encuentran junto con los citados anteriormente, y que habla sobre una exposición de fotografías que se había llevado a cabo en Francia, en París, aunque había sido estrenada en los Estados Unidos, en el MOMA de Nueva York. Esta exposición contó con una gran multitud de fotografías realizadas por personas de todo el mundo y relacionadas con el humano en la vida cotidiana. Barthes cita acerca de la exposición que coloca “siempre a la naturaleza en el fondo de la historia”, asegurando que es una “antiquísima impostura”. Por lo tanto, en este capítulo habla de que la condición humana, la cual es considerada, en dicha exposición, como algo que está “más allá de la historia, de las diferencias sociales y del movimiento dialéctico de la misma sociedad”, cita Ruffinelli. Por lo tanto, la exposición se caracterizó por representar los gestos que tienen los humanos que aparecen en ellas, la interpretación de sus emociones y sentimientos, sus expresiones, la condición humana citada anteriormente y los distintos tipos de especies, la variedad con la que nos podemos encontrar en la población mundial, la sociedad internacional.

Barthes dijo en esta obra, publicada en 1957, “el punto de partida de esa reflexión era, con frecuencia, un sentimiento de impaciencia ante lo "natural" con que la prensa, el arte, el sentido común, encubren permanentemente una realidad que no por ser la que vivimos deja de ser absolutamente histórica: en una palabra, sufría al ver confundidas constantemente naturaleza e historia en el relato de nuestra actualidad y quería poner de manifiesto el abuso ideológico que, en mi sentir, se encuentra oculto en la exposición decorativa de lo evidente - por - sí – mismo”. Por lo tanto, Barthes tenía una gran preocupación por lo que se percibía en la exposición, y asegura que el hecho de que algo se realice todos los días, algo que para ellos es considerado “natural”, realmente es histórico. No tiene por qué ser algo histórico, algo nuevo y/o diferente. La vida misma también es como histórica. En conclusión, la lección que nos enseña Barthes en esta mitología es que la cultura no es natural, sino histórica. Lo natural es pretendido por la burguesía, tal y como es la ideología de esta clase social, estando equivocados según Barthes, quien insiste en que la cultura es histórica. Otra manera de explicar esto, dicho por Jorge Ruffinelli, Los gestos cotidianos de esta cultura se dan por sentado como la realidad natural , lógica y necesariamente, y la tarea que se impone Barthes será entonces oponer se a esa actitud, mostrar cómo la "naturaleza" de las costumbres y los actos son elaboraciones sociales, mitos, que caracterizan a una sociedad de clases.

Y para comprender todo esto, necesitamos conocer qué es un mito, ya que la obra Mitologías consta de múltiples mitos transcurridos en Francia, “aunque podrían ser representativos para otros lugares”, cita Sandra de Santiago. Así, Barthes dice que “el mito es un lenguaje”. Pero para comprenderlo mejor, Barthes explica que hay varios órdenes de significación. El primer orden es el signo icónico, el segundo es el de los significados connotativos, y el tercer orden trata de los significados culturales de los signos.

El segundo orden es aquello a lo que nosotros llamamos connotación, y es generado por los propios humanos. Sin embargo, también recibe el nombre de mito que es así como lo llama Barthes, y es el significado total de algo. José Cardoso explica que “debe surgir de las experiencias que hemos tenido y las asociaciones (las connotaciones) que hemos aprendido para acoplar con los signos”. Estas connotaciones no pueden ser independientes de la cultura en la que vive el humano, por lo que esto depende según la persona, quienes cada uno de nosotros tenemos una serie de signos, nuestro sistema de signos. Entonces, estos signos se convierten en los significantes de segundo orden.

Un ejemplo adecuado, ideal para comprender lo que Barthes nos quiere decir con esto, extraído de un artículo redactado por el profesor José Cardoso, el significante de la fotografía que vemos debajo de este mismo artículo, es “Foto de un soldado negro saludando a la bandera francesa” ; el significado, del primer orden, “Soldado negro saludando a la bandera” ; y el significado, del segundo orden, “Francia tiene un gran imperio; todos sus hijos, sin la distinción del color, sirven fielmente bajo la bandera francesa y que no hay mejor respuesta a los críticos del colonialismo que este soldado negro sirviendo a sus supuestos opresores”.


Barthes tiene razón, pues los mitos se imponen o los impone la sociedad y casi siempre hay algo que esconden y está dado por la forma”.
Sandra de Santiago Félix.


viernes, 10 de octubre de 2014

Identidad.

El primer contacto directo que tenemos al conocer a una persona es la apariencia que esta tiene. Una apariencia que nos puede hacer una idea del estilo que lleva y, posiblemente, una pequeña parte de cómo será esta persona: su comportamiento, su carácter, sus gustos, etcétera. Sin embargo, la mayoría de la sociedad anda equivocada cuando con solo ver la ropa que uno lleva, ya lo tacha de un estilo u otro, lo etiqueta de algún modo, y esto, sin haber conocido a la persona realmente. En ocasiones, las personas tienen una emoción al ver personas vestidas con trajes del estilo gótico, y esta emoción es o bien "esa gente debe molar" o bien "cambiémonos de acera", cuando ninguna de ambas partes han tenido la ocasión de conocer a estas personas y sólo se han dejado llevar por su imagen. Esto ocurre con todos los estilos, con unos más que otros, pero con todas y cada una de esas etiquetas que la gente les pone para llamarlos de algún modo, haciendo una clasificación de estos, diferenciándolos unos de otros con las características propias de cada uno de los estilos.

Por lo tanto, el hecho de que la vestimenta que tenga una persona sea un identificador social es posible pero no por completo. Debemos conocer que la vinculación de la imagen con la identidad en el siglo XVIII era prácticamente inexistente, puesto que para las personas “los trajes, las pelucas y el maquillaje no estaban destinados a expresar un Yo íntimo, solo asistían al simple goce de la imagen por la imagen, la idea de un sujeto divido en un afuera y un adentro no era siquiera contemplada”, cita Claudia Fernández. Sin embargo, el movimiento romanticista del siglo XIX fue lo que provocó que naciese el interés por vestir marcando cierta identidad propia. Así pues, la historia marca un cambio radical en la moda como identificador social, e “instituye un sistema de espíritu moderno, emancipado de la influencia del pasado; lo antiguo ya no se considera venerable y sólo el presente parece que debe inspirar respeto.” (Lipovitesky, G.1987. pp. 34-35.).

Así pues, es entonces cuando nacen con la modernidad estilos distintos como los que trataremos posteriormente como ejemplo, estilos que se contradicen bastante en cuanto a la forma de vestir: góticos y pijos, o “gente rollo negro/todo oscuro” y “gente que “viste bien”, y procuran ir a la moda”. Sin embargo, la sociedad emplea las etiquetas “gótico” y “pijo” para describir lo dicho en tan solo una palabra. A los góticos se les considera gente oscura, apagada, que buscan problemas, etcétera. ¿Por qué? Esa es la educación que se les implanta a la sociedad, el sentido de la palabra “gótico” que se aporta de madres a hijos de generación en generación en su gran parte, cuando este tipo de personas se encuentra en todos lados, y cuando digo en todos lados, me refiero a que se encuentra en todos los estilos. Es decir, el hecho de que vistan de negro, tengan el pelo oscuro, vayan con collares y pulseras de pinchos y botarras no explica que sean personas violentas y con maldad, es más, nos podemos encontrar con gente así y encima gente divertida y humilde. Por otro lado, el sentido de la palabra que se le da a los que son "pijos" puede ser bueno o malo, como por ejemplo el hecho de que son personas que "visten bien" (al parecer, los góticos visten mal, y no es así, puesto que son maneras de vestir diferente, y no hay un modo de vestir adecuado o inadecuado, es cuestión de lo que aprendemos, de nuestra educación, cultura y sentido que les dan a las palabras al conocerlas y contextualizarlas en una situación, además de que este problema nace del tener conceptos distintos de lo mismo). Pero también, sentido de la palabra que se lo han inculcado a muchas personas que "van de marca", por lo tanto "tienen pasta", e incluso se añade que son "creídos". ¿No hay góticos que vayan de marca, tengan pasta y sean creídos? ¿No hay pijos serios, sosos y antipáticos? Repito: hay de todo y en todos los estilos. No podemos tachar a las personas de algo con sólo conocer su manera de vestir. Evidentemente, nos aportarán información, pero no como para juzgar y conocer su personalidad por completo. Incluso las personas pueden llevarse bien y tener maneras de vestir distintas. No por el hecho de que vistamos de una manera u otra, tengamos que ser clasificados con un estilo en concreto que aporta una serie de características como gustos, odios, entre otros.

Por lo tanto, “No se puede saber cuanto influye la elección de la ropa sobre la educación” (Rousseau, J.J. 1969. p. 69.), por lo que primero tenemos que conocer a las personas, tener un primer contacto con los individuos, y dejarnos sorprender, o no, por ellos mismos, quienes demostrarán que la apariencia es un identificador social, pero sin saber hasta qué punto lo es, dependiendo de la persona, de su educación.

“Si la comunicación se extiende a todos estos niveles, no hay que extrañarse de que pueda existir una ciencia de la moda como comunicación y del vestir como lenguaje articulado”.
(AA.VV. 1976. p. 63.).


viernes, 3 de octubre de 2014

Su poder.

Las palabras son tan importantes… Son capaces de cualquier cosa, de crear o de destruir, llevándonos de un polo a otro, y las palabras las empleamos los humanos teniendo nuestra boca como instrumento, transmitiéndolas en este caso de formal oral, pero también se pueden escribir, y lo que es más importante, la lectura también nos comunica cosas.

De un modo u otro, empleamos palabras para comunicarnos. Aunque también existe la comunicación no verbal, que no viene al caso, aunque a mí me encante.

"La palabra es lo más poderoso que tenemos para crear. Podemos mover ejércitos con ella, hacer el bien y también causar la destrucción", dice Pedro Sanz en hoymotivacion.com Con ella, podemos explicar cosas, situaciones, entre otros, cambiar la opinión de las personas, modificar el estado de ánimo del humano… La palabra puede hacer tantas cosas y tan importantes…

Y cada palabra tiene un significado, aquello que nace de la relación de las cosas y que no existe por sí solo, y en muchas ocasiones las palabras constan de varios sentidos que dependiendo del contexto, tendrá un sentido u otro, aunque sea el mismo significado, es decir, que no se entenderá de la misma manera. Puede ser, por ejemplo, de la misma palabra, al depender su contexto, o bien algo negativo o bien algo positivo, todo lo contrario. Si yo empleo la palabra “negro” cuando me refiero al chocolate, la gente no lo entendería igual a cuando la empleo para referirme a una persona de piel negra. Suena racista cuando se dice algo así como “mira el negro ese”, cuando te refieres a una persona. Sin embargo, “me apetece chocolate negro” es diferente. De un modo, insultamos algo, le añadimos un sentido negativo a la palabra, y por otro lado es algo más bien positivo, o que al menos no afecta de la misma manera que a lo anterior. Así pues, el sentido es aquello que “orienta la acción”, según M. Weber.

También, podemos usar como ejemplo los colores. El blanco y el negro. En unos países, el negro se considera un color apagado, triste, etcétera. El color de luto, el de la muerte. El blanco el color de la paz, de la alegría y de la libertad. Sin embargo, en otros el blanco es el que emplean las personas en otros países cuando van a un funeral, cuando alguien ha fallecido, porque para ellos el blanco representa la palidez de la muerte. Y no sólo estos colores han sido empleados de luto cuando alguien fallece, también se han usado el azul, en la antigua Bretaña, e incluso el azul pálido en la Siria actual. Y para saber más, miles de años atrás, en el Antiguo Egipto y en el Imperio Romano, antes de empezar a usarse el negro, la sociedad se vestía de rojo. Y todo esto... ¿Por qué? Como se ha citado anteriormente, las palabras tienen un gran poder, cuyo significado nace de la relación de las cosas, y dependiendo del contexto tienen un sentido u otro, un sentido que es colectivo, compartido, y, añadiendo a este post, la manera en la que vivimos esos sentidos la llamamos cultura. Por lo tanto, el tema de los colores, de un uso u otro, depende del contexto, de la sociedad, del lugar, de la educación.

Los sentidos cambian según la cultura, son estos mismos sentidos los que generan culturas.

Enya.


sábado, 27 de septiembre de 2014

¿Dónde está el arte?

Muchas veces voy caminando por la calle y al encontrarme con algo pienso y digo “¡Esto es arte!”. Así, una y otra vez, hasta que me preguntan un día: “¿Qué es el arte?”. Hasta entonces, el arte siempre lo había sentido, pero nunca lo había descrito en palabras. Todo había sido cuestión de observar algo y dejar que eso me transmitiese alguna emoción o sentimiento, o bien de captar situaciones mediante el visor de mi cámara, o bien de soplar mi flauta travesera comunicándome conmigo misma, con mi instrumento o con el que quisiese escucharme en ese momento, o bien mediante pinceladas sobre lienzos.

Entonces, me encontré en la obligación de defenderme como pude. Defenderme de algo de lo que se suponía que sabía describir sin problema alguno. Sin embargo, con el tiempo supe decir que el arte es una manera de expresar las ideas... Y creo que esa es la definición correcta.

Sin embargo, creo que el arte con ser definido con un frase sencilla como la citada anteriormente, ya está bien. ¿Y por qué? Pienso que el arte sólo se define por sí mismo, y te puedes encontrar con multitud de opciones, ya bien sea en la música, en el diseño, en lo pictórico, en la danza, etcétera. De esta manera, es la forma en la que mejor se define, siendo él mismo, el mismo arte.

Incluso cuando la gente ve algo diferente dice “esto es arte”. Sí, tienen razón. Pero ¿por qué “esto” en concreto? Sinceramente, para mí, el arte lo es TODO. El arte se encuentra en todos lados. Caminas por la calle y te encuentras con edificios, bancos, iglesias, entre otros, y todas estas cosas han sido creadas a partir de unas ideas y principios, y todo esto evolucionando y aprendiendo a partir de la historia. Quiero decir, que en todo lo que tenemos al alcance de nuestra mano encontramos arte, porque en su momento de creación fue basándose en una idea de su creador, siendo este el que ha realizado dicha cosa.

Con esto quiero decir que podemos estudiar toda la historia del arte y ver grandes obras artísticas, pero fueron grandes obras artísticas sobre todo por el momento en el que fueron realizadas porque eran ideas nuevas, que no habían existido hasta entonces. Sin embargo, ahora puede realizar una persona la misma Maja Desnuda de Goya y no se ve con los mismos ojos porque ahora son otros tiempos y la idea ha sido de Goya, y no del imitador... Pues no, el imitador también ha hecho arte. Y el que ha hecho los pupitres de las aulas de una Universidad también, y eso nadie lo ve como arte. ¿Por qué? Sigue siendo algo que se diseñó y así, de un modo en concreto, por algún motivo también en concreto. El color, la forma, el material, entre otros, no se eligieron a boleo. Se eligieron a partir de unas ideas del autor y de principios que se han aprendido a lo largo de toda la historia.

Así que eso es lo que pienso yo del arte, y eso es lo que me hace feliz.


Enya Kyokai Photography
Dublín, 2014.